EN SUS MANOS NO TROPEZAMOS
En las manos te llevarán, Porque tu pie no tropiece en piedra. Salmo 91:12
Este verso complementa el anterior respecto del mandato divino que reciben los ángeles para el cuidado del pueblo de Dios. En el original hebreo la palabra ángeles está en singular que significa enviado, por esto, algunos eruditos concluyen que este salmo es mesiánico, ya que el enviado de Dios es Jesús (Salmos 34:7). Jesús nos prometió durante Su ministerio en la tierra que Él estaría con nosotros hasta el fin del mundo (Mateo 28:20) y El Señor nos protege de lo que conocemos y de lo que desconocemos.
Tal como indicamos en el devocional anterior, Satanás utilizó engañosamente estos versos para tentar al Señor, sin embargo, Jesús se somete a la autoridad y la voluntad de Su Padre y trazando de manera fiel y verdadera La Escritura resiste al Diablo, quien huye sin conseguir su objetivo.
La enseñanza que nos entrega Jesús es exhortada por el Apóstol Santiago quien nos dice “Someteos pues á Dios; resistid al diablo, y de vosotros huirá” (Santiago 4:7). Satanás se especializa en incitar o invitar al pecado, su promesa implícita es el beneficio y satisfacción por el camino de la desobediencia. La Biblia nos muestra que es llamado el tentador (Mateo 4:3) y que desde la creación ha estado provocando a la humanidad al pecado. Así, la tentación es parte de nuestra vida diaria (1 Pedro 5:8), por esto, Jesús se encargó de enseñarnos desde el principio de Su ministerio la forma correcta de resistir y vencer al tentador, “…para que nuestro pie no tropiece en piedra”.
Cuando tropezamos en nuestro caminar, corremos el riesgo de caer, herirnos o dañar nuestro cuerpo. En este sentido, pareciera que hay cristianos que les gusta estar constantemente en el suelo o tropezando en su vida diaria y debemos reconocer que generalmente somos tentados por nuestra propia culpa. Santiago 1:14 dice “Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído, y cebado”, pues, aunque sabemos que nuestra carne es débil (Mateo 26:41), nos colocamos a nosotros mismos en situaciones que estimulan nuestras debilidades y nos llevan constantemente a una vida pecaminosa. El apóstol Pablo nos aconseja recurrentemente que huyamos de la tentación (1 Corintios 6:18; 1 Timoteo 6:11; 2 Timoteo 2:22), esto es correr, escaparse o escabullirse, ya que el tentador siempre nos ofrecerá muchos argumentos racionales para que auto justifiquemos nuestra penosa conducta de orgullo y soberbia.
Jesús se sometió a la voluntad de Su Padre y trazó adecuadamente Las Escrituras para vencer al tentador. Sin duda que Dios no desea que vayamos de tropiezo en tropiezo, Él desea que vayamos de victoria en victoria, Él nos ha dado vida en abundancia (Juan 10:10) para que vivamos el gozo de la salvación (Salmo 51:12), nos ha entregado Su Palabra para que seamos verdaderamente libres (Juan 8:32) y nos ha dejado el Espíritu Santo que nos ha sellado (Efesios 1:13) y nos guardará hasta Su venida. Estamos muy bien equipados para vencer los ataques del maligno. No importan las pruebas o tentaciones que vengan en nuestro camino, La Palabra de Dios y Su Santo Espíritu son muchísimo más fuertes que las artimañas de Satanás y Su promesa es fiel y verdadera “Pues que á sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, Porque tu pie no tropiece en piedra” Salmo 91:11 y 12
¡Porque Él Vive!
(Feed generated with FetchRSS)