HUMILDES Y MANSOS
Encaminará á los humildes por el juicio, Y enseñará á los mansos su carrera. Salmo 25:9
El gran predicador Spurgeon dijo “Espíritus mansos tienen un gran favor con el Padre del manso y humilde Jesús, ya que él ve en ellos la imagen de Su Hijo unigénito”. En este verso David hace un llamado a humildad y a la mansedumbre, pues el pecador que se allega a Dios con soberbia y orgullo jamás encontrará buenas dádivas de parte de Dios, el Salmo 51:17 confirma “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado: Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”.
El mejor ejemplo de humildad y mansedumbre lo encontramos en Jesús, el dijo “aprended de mí que soy manso y humilde de corazón (Mateo 11:29). El mismo nos reveló Su naturaleza, siendo el creador del cielo y de la tierra tomó forma humana para salvarnos de la cruel condenación. Pablo dice con claridad esto a los Filipenses (2:6 al 8, NVI) “quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y, al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!”. ¡Que maravilloso ejemplo de humildad y mansedumbre encontramos en Cristo! ¿Quiénes somos nosotros? ¿Quién eres tú para que el hijo de Dios tuviese que morir en tu lugar? Cristo teniéndolo todo, por el solo afecto de Su amor, no pudo negarse a si mismo, y como cordero fue llevado al matadero y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
¿Puedes comprender ahora lo que significa realmente la humildad y la mansedumbre? Cuando nos allegamos a Cristo en nuestra penosa condición pecaminosa, llenos de problemas y angustias, no tenemos otra alternativa que postrarnos a Sus pies y pedir perdón y misericordia, pues no tenemos nada bueno que ofrecerle, somos como pobres mendigos, que llevamos en nuestras ropas solo trapos llenos de inmundicia y suciedad. Quien crea tener algún mérito para que Dios le otorgue salvación no ha logrado comprender realmente el evangelio.
Dios ha prometido dar gracia a los humildes, mientras que a los soberbios los resiste (Proverbios 3:34; 1 Pedro 5:5). No hay muchas alternativas, si deseamos acercarnos a Dios, debemos confesar y arrepentirnos de toda nuestra maldad, si mantenemos nuestra soberbia y creemos que algo bueno hay en nosotros y nos exaltamos a nosotros mismos, estamos en contra de Dios y tarde o temprano y por nuestro propio bien, nos humillará. Pues solo “Él dirige en la justicia a los humildes, y les enseña su camino” Salmo 25:9 NVI.
¡Porque Él Vive!
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