LA PROTECCIÓN DEL ALTÍSIMO

LA PROTECCIÓN DEL ALTÍSIMO

Porque tú has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación. Salmo 91:9

El verso anterior nos advertía que veríamos la recompensa del impío, pero ahora hace un contraste. La recompensa de los impíos es una maldición, pero para aquellos que han puesto su confianza en el Señor, tendrán bendición. Las bendiciones están bien especificadas desde el verso 10 en adelante, pero estas bendiciones no son para todos, son para aquellos que han puesto al SEÑOR como su refugio.

Las aflicciones de este mundo, en muchas ocasiones nublan nuestra vista y enturbia nuestros pensamientos. Nuestra mente es atrapada por la preocupación y no vemos a Dios actuando en nuestro favor. Se cuenta que Frederick Douglas, el gran orador abolicionista, en cierta ocasión, pronunció un discurso bastante pesimista y lúgubre: “Tenemos todo en nuestra contra. Tenemos en contra al hombre blanco; tenemos en contra los gobiernos; tenemos en contra al espíritu de nuestra época. No veo esperanza alguna para la raza negra. Estoy agobiado por la tristeza”. Justo había terminado de hablar, cuando se levanta una anciana en medio del auditorio y le pregunta: “Frederick, ¿ha muerto Dios? (Diccionario de anécdotas e ilustraciones, Samuel Vila). En ocasiones, los creyentes se sienten totalmente vencidos cuando tienen que enfrentar distintas dificultades en sus vidas. Comienzan a pensar que Dios los ha abandonado y que el cristianismo no es todo lo que dice ser. Sin embargo, todas estas cosas no son más que un recordatorio de que Dios está en control y que Él nos puede hacer vencedores: “Antes, en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37). La tranquilidad de aquellos que han puesto su confianza en el Señor es notoria en cualquier situación.

Todo creyente que ha puesto al SEÑOR por su esperanza, al Dios Altísimo por su habitación, se gozará en la paz que recibe al confiar en Dios como su refugio y protección. Quien confía de esta forma en Dios, se abandonará en Sus brazos y esperará siempre en la Voluntad de Él. Quien confía en Dios esperará resignadamente en Él. Se narra la historia de una mujer cristiana que estaba muy enferma. La visitó una amiga y le dijo: “¿Te gustaría sanarte? A lo que la enferma responde: “Me gustaría la Voluntad del Señor”. Pero la amiga le vuelve a preguntar: “Si Dios te preguntara cuál es tu deseo, ¿qué le dirías? Le diría que “haga Su Voluntad” (Diccionario de anécdotas e ilustraciones, Samuel Vila).

Cuando decimos que es el SEÑOR nuestra esperanza, entonces, estamos declarando que confiamos en Él y si confiamos en Él, esperaremos siempre en Su Soberana Voluntad. Nuestro Dios, a través de toda la Biblia nos está repitiendo constantemente “No temas”, de este modo nos está haciendo un llamado a esperar en Él, a no temer en las circunstancias de la vida. Dios es infinitamente superior y tenemos Sus fieles promesas disponibles a nuestro favor. ¡Qué tu esperanza, refugio, habitación y protección sea el Dios Altísimo!

¡A Dios la Gloria!

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