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SUS ÁNGELES MANDARÁ

SUS ÁNGELES MANDARÁ

Pues que á sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. Salmo 91:11

Aquí nos encontramos con otra forma en la que Dios guarda a Su pueblo. Los ángeles fueron creados por Dios y son subordinados a Él. Son seres personales que adoran y obedecen a Dios. Sería irresponsable indicar que cada uno de nosotros tiene un “ángel de la guarda” como algunos lo dicen, pero si podemos afirmar que “El ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen, Y los defiende” (Salmo 34:7).

Realmente no sabemos de cuantas cosas nos libra el Señor diariamente. Pero por Su Palabra comprendemos que promete un cuidado especial y personal sobre cada uno de nosotros en todos nuestros caminos, incluso cuando erramos y caemos Dios promete levantarnos y restaurarnos mostrando Su gran misericordia y fidelidad. Job 23:10 dice “Mas él conoció mi camino: Probaráme, y saldré como oro”.

Debemos recordar que parte de este verso utilizó Satanás para tentar a Jesús cuando le llevó sobre el templo “Si eres Hijo de Dios, échate abajo; que escrito está: A sus ángeles mandará por ti, Y te alzarán en las manos, Para que nunca tropieces con tu pie en piedra” (Mateo 4:6). Notemos que Satanás dejó fuera la última frase “que te guarden en todos tus caminos” sin duda él trató de utilizar la escritura de manera engañosa y falsa, llevando a Jesús por un camino por el cual accedería de manera rápida al prestigio y la fama, pero sin cumplir el mandato de Su Padre. Los ángeles estaban ahí junto a Jesús, pero no necesariamente para lo que el diablo quería, ellos estaban ahí adorando y alabando al hijo de Dios.

Es contradictorio, pero sin duda que el intento de Satanás nos ayuda a comprender de mejor manera el verso en el que estamos meditando, ya que podemos entender que estas hermosas promesas de protección, consuelo y cuidado son específicamente recibidas y aplicadas a los creyentes que buscan en obediencia seguir y mantenerse en los caminos de Dios. Hay una máxima que debemos comprender. Dios jamás ha prometido, ni ha dado protección de ángeles para los caminos pecaminosos o prohibidos del hombre. Los caminos que voluntaria y soberbiamente escogemos para nuestra propia satisfacción y que sabemos que nos llevan directamente a la perdición, debemos asumirlos sin culpar a Dios “Hay camino que al hombre parece derecho; Empero su fin son caminos de muerte” Proverbios 14:12.

Podemos gozarnos y alegrarnos porque Dios siempre utilizará todo Su poder y todo Su ejército de ángeles para nuestro cuidado y protección.

¡Porque Él vive!

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NO SEAS INCRÉDULO, CREE SOLAMENTE

NO SEAS INCRÉDULO, CREE SOLAMENTE

Luego dice á Tomás: Mete tu dedo aquí, y ve mis manos: y alarga acá tu mano, y métela en mi costado: y no seas incrédulo, sino fiel. Juan 20:27

En los versículos anteriores vemos que Jesús aparece nuevamente a Sus discípulos el domingo siguiente al de Su resurrección, esta vez comparte con ellos y les muestra las marcas de la crucifixión. Por los versículos siguientes, entendemos que Tomás no estaba con ellos cuando Jesús vino y la Biblia no nos indica la razón por la cual Él no estaba ahí. Maclaren, famoso teólogo británico comenta lo siguiente de este episodio “Tomás hizo la peor cosa que un hombre melancólico puede hacer, irse a un rincón solo a meditar melancólicamente, y así exagerar todas sus idiosincrasias, distorsionar la proporción de la verdad, y abrazar su desesperanza, separándose de sus compañeros. Por lo tanto, se perdió lo que ellos obtuvieron, ver al Señor.” Los discípulos recibieron la paz y la bendición de parte del Señor antes que Tomás, ellos experimentaron la tranquilidad y la verdadera paz ante el shock de ver morir a su maestro. Cristo estaba con ellos, Él venció la muerte, realmente era el Mesías prometido.

Tomás es conocido como “el incrédulo”, a razón de lo que nos declara La Escritura, Tomás no dudó, en realidad se negó a creer. Sus compañeros y conocidos ya se lo habían confirmado, pero Él obstinado y soberbio había puesto sus condiciones, no solo quería ver sino también tocar y no estaba dispuesto a creer si no se cumplían sus requisitos. Nuestro Señor demuestra gran misericordia y enfrenta a Tomás para que terminara con su incredulidad y volviera con los discípulos a cumplir la misión que Él les había dejado. A cambio, este discípulo nos deja una declaración más de la deidad de Jesucristo al decirle “Señor mío y Dios mío” (Juan 20:28).

Hay muchas personas dispuestas a creer en Dios si les entregamos todas las evidencias que ellos piden. Pablo hablando a los Romanos (1:18 al25) se refiere a este tipo de personas que exigen pruebas y que se dicen ser sabios, pero a la verdad son necios, fatuos e ignorantes. Jesús en cambio nos dice “bienaventurados los que no vieron y creyeron” (Juan 20:29) y el autor del libro de hebreos nos dice que “…sin fe es imposible agradar á Dios; porque es menester(necesario) que el que á Dios se allega, crea que le hay…” (11:6). Dios en Su infinito amor y misericordia nos ha dejado Su Palabra que podamos conocerle y dejar de lado nuestra ignorancia y soberbia buscando respuestas racionales para todo lo divino. Debemos comprender que nuestro deber es obedecer y recibir con gozo y agradecimiento lo que Dios ha decidido revelarnos en la Biblia, lo demás solo le pertenece a Él (Deuteronomio 29:29).

Estimado lector, tienes dos alternativas, creer en Cristo y recibir Su regalo que por gracia nos entrega vida eterna o definitivamente no creer y esperar las consecuencias nefastas de tu incredulidad. ¿Cuál es tu decisión?

¡Porque Él vive!

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NO TE SOBREVENDRÁ MAL

NO TE SOBREVENDRÁ MAL

No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. Salmo 91:10

En los versos 9 al 13 el salmista se encarga de repetir nuevamente la promesa de cuidado y resguardo para los hijos de Dios. Quizás a una primera lectura cuesta entender la frase “no te sobrevendrá mal”, pues parece contradictorio que en el salmo 34 :19 se nos diga “muchos son los males del justo”. Para el hijo de Dios las pruebas son una real bendición, pues, aunque no nos gusta pasar por esos momentos difíciles, angustiantes e incluso de incertidumbres, todas esas pruebas nos ayudarán a que nuestro carácter sea conformado a la imagen de Cristo. El apóstol Santiago lo dijo con claridad (1:2 al 5) “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando cayereis en diversas tentaciones; Sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia. Mas tenga la paciencia perfecta su obra, para que seáis perfectos y cabales, sin faltar en alguna cosa. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela á Dios, el cual da á todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada”. Si el Apóstol nos exhorta a recibir las pruebas con gozo, es porque realmente nada de lo que nos ocurre está fuera del control de Dios y todo lo que Él hace para los suyos es bueno en gran manera. De igual forma, debemos reconocer que a la vista de los hombres, muchas veces pareciera que estamos siendo bombardeados por muchos males, de hechos probablemente nos vemos cansados y atrofiados por las pruebas, pero precisamente por esto Santiago nos dice que, si no logramos comprender el propósito divino de lo que nos ocurre, solo basta con demandarlo a Dios, quien se encargará de entregarnos abundante sabiduría por medio de Su Palabra para que podamos disfrutar de esa paz que sobrepasa todo entendimiento.

Ni plaga tocará tu morada. Deseo compartir con ustedes un hermoso testimonio de Spurgeon a razón de esta última frase “En el año de 1854, cuando apenas estuve en Londres doce meses, el vecindario en el cual laboraba fue visitado por el cólera asiático, y mi congregación sufrió en sus incursiones. Familia tras familia me invocaron a estar al lado del herido, y casi cada día era llamado para visitar la tumba. Me entregué hacia la ferviente joven labor de las visitas a los enfermos, y fui enviado a todas las esquinas del distrito por personas de todos los rangos y religiones. Me cansé en mi cuerpo y enfermé en el corazón. Mis amigos parecían caer uno a uno, y me sentí o creí que estaba enfermando como aquellos alrededor de mí. Un poco más de trabajo y llanto me hubiera llevado al desánimo, así como los demás; sentía que mi carga era más pesada de lo que podía soportar, y estaba a punto de hundirme debajo de ella. De la manera como Dios dispuso, estaba regresando de una casa en luto del funeral, cuando mi curiosidad me condujo a leer un papel el cual estaba sobre la ventana de un zapatero en la Calle Dover. No parecía como un anuncio del comercio, ni tampoco lo era, pues llevaba en una buena letra de molde estas palabras: –‘Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.’ El efecto sobre mi corazón fue inmediato. La fe se apropió de este pasaje como propio. Me sentí seguro, refrescado, lleno con inmortalidad. Fue hacia la visita del moribundo con calma y con un espíritu en paz; no sentí temor ni mal, y no sufrí ningún daño. La providencia la cual movió al comerciante a colocar esos versículos en su ventana los cuales agradecidamente reconocí, y en la memoria de su maravilloso poder, yo adoré al Señor mi Dios.”

Alabemos al Señor por Su eterno cuidado por cada uno de nosotros.

¡Porque Él Vive!

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LA PROTECCIÓN DEL ALTÍSIMO

LA PROTECCIÓN DEL ALTÍSIMO

Porque tú has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación. Salmo 91:9

El verso anterior nos advertía que veríamos la recompensa del impío, pero ahora hace un contraste. La recompensa de los impíos es una maldición, pero para aquellos que han puesto su confianza en el Señor, tendrán bendición. Las bendiciones están bien especificadas desde el verso 10 en adelante, pero estas bendiciones no son para todos, son para aquellos que han puesto al SEÑOR como su refugio.

Las aflicciones de este mundo, en muchas ocasiones nublan nuestra vista y enturbia nuestros pensamientos. Nuestra mente es atrapada por la preocupación y no vemos a Dios actuando en nuestro favor. Se cuenta que Frederick Douglas, el gran orador abolicionista, en cierta ocasión, pronunció un discurso bastante pesimista y lúgubre: “Tenemos todo en nuestra contra. Tenemos en contra al hombre blanco; tenemos en contra los gobiernos; tenemos en contra al espíritu de nuestra época. No veo esperanza alguna para la raza negra. Estoy agobiado por la tristeza”. Justo había terminado de hablar, cuando se levanta una anciana en medio del auditorio y le pregunta: “Frederick, ¿ha muerto Dios? (Diccionario de anécdotas e ilustraciones, Samuel Vila). En ocasiones, los creyentes se sienten totalmente vencidos cuando tienen que enfrentar distintas dificultades en sus vidas. Comienzan a pensar que Dios los ha abandonado y que el cristianismo no es todo lo que dice ser. Sin embargo, todas estas cosas no son más que un recordatorio de que Dios está en control y que Él nos puede hacer vencedores: “Antes, en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37). La tranquilidad de aquellos que han puesto su confianza en el Señor es notoria en cualquier situación.

Todo creyente que ha puesto al SEÑOR por su esperanza, al Dios Altísimo por su habitación, se gozará en la paz que recibe al confiar en Dios como su refugio y protección. Quien confía de esta forma en Dios, se abandonará en Sus brazos y esperará siempre en la Voluntad de Él. Quien confía en Dios esperará resignadamente en Él. Se narra la historia de una mujer cristiana que estaba muy enferma. La visitó una amiga y le dijo: “¿Te gustaría sanarte? A lo que la enferma responde: “Me gustaría la Voluntad del Señor”. Pero la amiga le vuelve a preguntar: “Si Dios te preguntara cuál es tu deseo, ¿qué le dirías? Le diría que “haga Su Voluntad” (Diccionario de anécdotas e ilustraciones, Samuel Vila).

Cuando decimos que es el SEÑOR nuestra esperanza, entonces, estamos declarando que confiamos en Él y si confiamos en Él, esperaremos siempre en Su Soberana Voluntad. Nuestro Dios, a través de toda la Biblia nos está repitiendo constantemente “No temas”, de este modo nos está haciendo un llamado a esperar en Él, a no temer en las circunstancias de la vida. Dios es infinitamente superior y tenemos Sus fieles promesas disponibles a nuestro favor. ¡Qué tu esperanza, refugio, habitación y protección sea el Dios Altísimo!

¡A Dios la Gloria!

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